viernes, 13 de diciembre de 2013

Ranieri y el trineo

Un día me fui a esquiar con mi tío. Mi tío tenía entonces 64 años y pico, y llevaba trabajando toda la vida. Le quedaba para jubilarse un año menos un pico, y no había tenido contacto con el tema de la nieve nunca. Mi tía, muy precavida, le dijo que a dónde iba, que se iba a hacer daño y que el lunes no iba a poder ir a trabajar. Fue nombrar el asunto laboral y mi tío se subió solo en un trineo, y gritando como alma que lleva al diablo "¡a tomar por culo!" se lanzó colina abajo. No frenó de la forma más académica, pero por lo menos llegó hasta abajo y lo primero que hizo cuando soltó el trineo fue descojonarse.

A Ranieri se le ha asociado, desde que yo recuerdo ver esto del fútbol, con la idea más pragmática del asunto. El último precedente antes de que Dmitry Rybolovlev le diese las riendas de su majestuoso proyecto en Monaco fue en el FC Internazionale. Los ecos de Jose Mourinho aún retumbaban en el Meazza, y los fracasos de Benítez, Leonardo y Gasperini llevaron a Moratti a contar con un entrenador que por regla general, había garantizado objetivos. Gasperini llegó al Inter en el verano de 2011 después de un buen trabajo en el Genoa, pero tras cinco partidos el balance no pudo ser más espantoso: 1 empate y 4 derrotas. Ranieri recondujo el camino, y lo hizo coincidiendo con la lesión del que por aquel entonces era el buque insignia del conjunto nerazzurri: Wesley Sneijder. El holandés se lesionó con su selección y en el mes que estuvo fuera de la competición el equipo ganó 7 de los 8 partidos que disputó en la Serie A. Ranieri montó el equipo en un 4-4-2 muy básico, con Pazzini y Milito en punta y mucho juego directo. Cuando Sneijder se recuperó, el Inter perdió 7 de sus siguientes 8 partidos oficiales. Ranieri trató de meter a su jugador franquicia, pero las nuevas variantes tácticas resultaron un desastre y el técnico romano acabó siendo destituido a finales de marzo. Entonces pensé que lo que hoy estamos viendo en el Monaco sería imposible.

Desde el primer día en Ligue 1, en su debut contra el Girondins Bourdeaux, ya se vio en Ranieri una actitud atrevida, contando con Fabinho y Kurzawa como laterales -los más ofensivos de la plantilla-, siempre pisando campo contrario, y a pesar de que sin pelota el equipo se organizaba en un 4-4-2 más clásico, buscando salidas rápidas gracias a la tremenda velocidad de sus hombres de banda -Ferreira Carrasco y Ocampos-, la intención de que existiese cierto protagonismo con pelota en campo rival estaba ahí. Sin embargo, Ranieri no terminaba de soltarse. Moutinho arrancó la temporada lesionado y James Rodríguez atravesó una etapa en la que no tenía en absoluto el rol de titular. El Monaco iba sacando resultados pero en el debe del técnico romano estaba el hecho de que no conseguía hacer que las estrellas tuvieran continuidad en el once inicial. Sin embargo, todo ha cambiado en el último mes, donde un giro de tuerca en el planteamiento ha significado cuatro victorias en cuatro partidos, y a pesar de que Falcao arrastra problemas físicos que le han impedido ser partícipe de la racha positiva, el nuevo plan no presenta en absoluto un problema para que el delantero colombiano entre en la dinámica. En esos cuatro partidos (Nantes, Rennes, Nice y Ajaccio) el cuadro de Ranieri ha superado en posesión, pases completados, y oportunidades creadas a sus rivales, aunque, y a pesar de que el resultado del último fin de semana contra el Ajaccio fuese de tan solo 1-0, fue cuando la idea adoptó su punto más álgido.

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Ranieri está apostando por un juego bastante más asociativo, con cuatro centrocampistas por dentro: Toulalan como pivote, Obbadi y Moutinho como interiores y James Rodríguez completamente liberado. El cambio de esquema ha coincidido, además, con los mejores momentos del mediapunta colombiano en el principado. Los carriles exteriores son ocupados por los laterales -cierto que Raggi es un lateral más defensivo, pero el rol es de recorrido-, mientras que Kurzawa mantiene su papel profundo pero con el carril liberado. Los datos del último partido no engañan; 74% de posesión, 588 pases contra 165, y 22 disparos contra 5. Desde luego, la apuesta tiene sus matices negativos; ver hasta qué punto dos centrales como Carvalho y Abidal pueden sostener una estructura a tanta altura, y el hecho de que Ocampos y Ferreira Carrasco, dos de las grandes promesas que hay a día de hoy en el fútbol europeo, puedan ver cortada su progresión al quedar eliminado el rol de extremo al uso. De momento, los resultados mandan, y la nueva propuesta está funcionando. No he podido evitar mirar a Ranieri en el último mes y acordarme de mi tío. Claudio, a sus 62 castañas y a poco de jubilarse, me recuerda ahora mismo a él subiéndose al trineo y gritando: "¡a tomar por culo!". Estamos empezando a disfrutar de algo bastante apetecible en Monaco, veremos, si además, da para quitarle el título al verdadero gigante del momento en Francia; el PSG.


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